Cuando Isabel II aprendió a usar la metralleta de Winston Churchill

Cuando tenía 14 años, la futura reina Isabel II de Inglaterra suplicaba a su padre que le dejase unirse al Ejército. La Segunda Guerra Mundial es, hasta ahora, la historia de las victorias nazis. La invasión de Gran Bretaña, ahora que la Wehrmacht puede ver los blancos acantilados de Dover desde Calais, parece sólo cuestión de tiempo. Isabel no obtiene el permiso de su padre, pero sí parte de la formación que espera. De la mano de una metralleta calibre .45 M1928 Thompson, la tommy gun popularizada por Al Capone y que inmortalizaría Winston Churchill en una de las fotos más célebres de esta etapa de la guerra. De hecho, es Churchill el que se ha encargado de hacer llegar el arma a la familia real. Parte del arsenal con el que los royals decidieron que se defenderían del ataque nazi, y que aprendieron a disparar sin excepción.

Situémonos: estamos en otoño de 1940 y la situación es un tanto desesperada. Casi toda Europa occidental ha caído ante la maquinaria bélica alemana y sólo Inglaterra tiene alguna esperanza de plantar cara a los nazis. El milagro de Dunkerque ha evitado la capitulación definitiva de los ingleses, pero ha empezado otra pesadilla: el blitz, los bombardeos en masa que no distinguen entre realeza y plebeyos. Tanto el rey Jorge VI como la reina madre Isabel están a punto de volar por los aires en varias ocasiones, pero nada consigue alejarles de Londres. Ni siquiera el bombardeo del palacio de Buckingham."En ese momento", escribe Isabel Bowes-Lyon a su madre el 13 de septiembre de 1940, "oímos [su dama de compañía y ella] el zumbido inconfundible de un avión alemán. Dijimos ‘ah, es alemán’ y antes de poder decir nada más, el rugido de un avión en picado a gran velocidad, y luego el grito de una bomba".

Pese a esa realidad diaria, Jorge VI se niega a abandonar Inglaterra. La reina madre escribe "mis hijos no irán a ninguna parte sin mí. Y yo no iré a ninguna parte sin mi rey". El Gobierno de Churchill ha preparado un plan de evacuación que trasladaría a la familia real a una mansión señorial en la Columbia Británica. Ya han comprado el terreno y el servicio de inteligencia británico -el futuro MI6- tiene lista la salida de la realeza. Jorge VI responde con un "no" rotundo, y una declaración de intenciones. Viaja a todas partes con una pistola y un rifle, se reúne visiblemente armado con los altos cargos. Demuestra y propaga su intención de liarse a tiros con los nazis si deciden mandar paracaidistas en vez de bombas. La reina madre practica el tiro matando ratas en los jardines de Buckingham con su pistola. Isabel, como el resto de la familia, practica con la tommy gun facilitada por Churchill, con balas capaces de atravesar cualquier cuerpo alemán.

Churchill tenía un cariño especial por el arma. El ejército británico está un tanto anticuado en cuestiones de armamento y los británicos han comprado a Estados Unidos grandes cantidades de Thompson un arma automática que se convertirá en la predilecta de los suboficiales. Sin embargo, la foto mítica ocultaba un pequeño problema. Ese cargador de tambor, parte del diseño original del arma, era un desastre: pesaba demasiado (50 balas de calibre .45, casi nada), y tendía a encasquillarse o, peor, caerse, cuando estaba lleno. El sistema de carga hacía estragos con la estabilidad del arma y según se iba vaciando las vibraciones de los disparos se amplificaban haciendo bailar el arma de forma incontrolable. Está muy bien para las fotos y las pelis del hampa, pero es un desastre.

Así que en realidad la Thompson que recibieron los royals ya había sustituido la estampa mítica por un mucho más práctico cargador vertical de 20 balas. Sin embargo, Isabel II nunca tendría la oportunidad de usar sus habilidades letales contra el enemigo nazi, pese a que en 1945 se alistó -como su padre antes que ella- y sirvió en el cuerpo auxiliar, donde aprendió otras dos grandes habilidades: conducir como una posesa, y reparar camiones.

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