Juan Gómez-Acebo, primo del rey Felipe y artista codiciado por la aristocracia

Juan Gómez-Acebo Borbón (Madrid, 1969) tenía 17 años cuando su padre, el aristócrata Luis Gómez-Acebo, consiguió traer a España la espectacular colección de su amigo, el barón Heini von Thyssen-Bornemisza. Su abuelo paterno, el marqués de Deleitosa, era un gran melómano y experto en arte. En aquel ambiente tan fascinante, el segundo de los cuatro hijos de la infanta Pilar y el duque de Badajoz desarrolló pronto una especial habilidad para la música y la pintura. Por eso, cuando cumplió 18 años, lo tuvo claro: se matriculó en Bellas Artes en la Universidad Rollins de Florida (EEUU). Ahora, cuando está a punto de cumplir 50 años y en un momento de cambio personal —se ha separado de su esposa, la estadounidense Winston H. Carney—,el primo de Felipe VI es el que exhibe su obra en nuestro país tras haber expuesto recientemente en Luxemburgo y Portugal.

El 11 de octubre, el noble —es vizconde de la Torre y grande de España— mostrará sus últimos trabajos en el club Alma de Madrid. Una cita que congregará a su familia, amigos famosos, anónimos… y a sus seguidores. “Es una persona tan discreta que le cuesta enseñar su trabajo. Siempre le animo a que haga exposiciones porque confío en su talento. Me recuerda mucho a Joan Miró, a quien reinterpreta con su propio lenguaje. Esas formas suaves, su gran armonía y su sentido del color extraordinario”, opina la crítica Linda de Sousa, coordinadora de colecciones del Grupo Proarte y Cultura, una plataforma de mecenazgo que preside la coleccionista Mayte Spínola, gran amiga de la infanta Pilar y con la que Juan colabora desde hace mucho tiempo. “Le conozco desde pequeño y siempre estaba pintando. Es un gran artista. Y un compositor único”, recuerda Mayte, viuda del empresario y miembro de la saga de empresarios automovilísticos Graciliano Barreiros, mientras reivindica su trabajo como músico en películas como Hermosa Juventud, del director Jaime Rosales.

Sus cuadros están en las pinacotecas de la propia Spínola, así como en la de la baronesa Thyssen, la de los príncipes de Merode o en la del archiduque Andrés Salvador de Habsburgo y Lorena. Y sirven de estímulo para otros creadores: “Su obra es evocadora, diferente y bonita. Me inspira mucho”, finaliza la diseñadora Clea Fitz-James Stuart y Calleja. 

Fuente: Leer Artículo Completo