La vida sentimental de Tamara Falcó: corazones rotos, besos furtivos y rezos a la Virgen

Curiosa, divertida, sorprendente… Tamara Falcó se ha ganado al público con su gracejo y su sonrisa amable en la última edición de Masterchef Celebrity. Y ha llegado a la final. Sí, Tamara Falcó, que jamás había entrado en una cocina, se ha esforzado al máximo y, con la ayuda de algunas clases de su cocinera familiar, la ya famosa Ramona, y del chef Paco Roncero, ha conseguido meterse en el bolsillo a los jueces y a la audiencia del programa. Y es que la hija de Isabel Preysler y Carlos Falcó es una ‘pija’ adorable, con una educación admirable y con ese halo que une inocencia y lucidez (deja frases míticas cada vez que abre la boca) a partes iguales en cada una de sus intervenciones y que la hace absolutamente encantadora.

A sus 38 años, Tamara sigue soltera y es que en el amor no ha tenido tanta suerte como en el concurso de cocina de TVE. “Mi exnovio se acaba de casar y lo único que echo de menos es a mi exsuegro”, decía en el programa de Bertín Osborne refiriéndose a la boda del que fuera su pareja, el financiero franco-argentino Marco Noyer. Su currículum sentimental no es demasiado extenso y ella incluso se planteó en algún momento de su vida hacerse monja al enterarse de que el demonio existía. Pero como con los novios, esa idea tampoco cuajó en la heredera de la reina de corazones.

Su primer amor fue Alberto Comenge Barreiros. Tamy tenía 23 años y él 27. Hijo del conocido arquitecto Alberto Comenge y Mari Luz Barreiros, era un joven licenciado en Derecho en la universidad San Pablo CEU, con un máster en Leyes y Diplomacia en Harvard. Además de su atractivo físico, parece que Alberto conquistó a la hija de Isabel Preysler también por su labor solidaria al ser patrono de la Fundación Barreiros. Estuvieron juntos apenas un año y en 2014 él se casaba con la arquitecta Laia Carvelló en un enlace al que acudieron Javier Hidalgo, María Fitz-James o Eugenia Silva, entre otros.

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Su gran amor se casó en 2018

Tras casi tres años soltera, Tamara se dejó ver por las playas de Mallorca e Ibiza en el verano de 2005 con Bartolomé Fierro March, biznieto de la saga de banqueros y considerado uno de los solteros de oro patrios. Lo suyo solo fue un amor de verano entre dos jóvenes de la jet set. El novio más duradero y hasta ahora su gran amor fue Marco Noyer. Se conocieron en noviembre de 2006 y él se mudó de París a Madrid para estar más cerca de su novia. En la capital hizo un máster en Administración de Empresas y luego volvió a París para ocuparse de los negocios familiares (unos viñedos en el sur de Francia). En esa ocasión, fue Tamara la que dejó todo en España y se fue con él a la capital francesa.

Pero los continuos viajes de ella a Madrid para cumplir con sus compromisos profesionales hicieron que esa distancia terminara con su relación en 2009, cuando incluso habían ya pensado en una futura boda. La amistad siguió entre ellos, aunque es cierto que ella no asistió a la boda del banquero en 2018 en Palm Beach (Florida) con la joven Bryna Butler, hija del empresario Robert T. Butler, presidente de Subaru en Estados Unidos. Eso sí, lo felicitó a través de sus redes sociales.

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De compañero de piso a amor apasionado

Su siguiente pareja fue el atractivo italiano Tommaso Musini, que tras estudiar Economía en EEUU se había instalado en Madrid para hacer un posgrado en Finanzas. Su familia tiene una finca en Umbría donde se dedican a la explotación de la trufa. Conoció a Tamara en ese momento. Ella acababa de emanciparse de la casa familiar y se había mudado a un ático. Decidió alquilar una habitación para sufragar los gastos de la casa y fue Tommaso el que logró su beneplácito como compañero de piso. Parece que lo suyo fue un flechazo y se dejaron ver en diferentes actos públicos como en el concierto de Lady Gaga en 2010. Pero tampoco cuajó este amor y algunos rumores apuntaron a una deslealtad del italiano, algo que ella siempre ha negado. Estuvieron juntos dos años.

El hijo de Carmen Tello y Miguel Ángel Solís, Enrique Solís, también conquistó el corazón de Tamara. Ellos siempre hablaron de una bonita amistad y se dejaban ver juntos en saraos y fiestas de postín. Según reveló meses más tarde el propio Enrique en una entrevista, su relación no llegó a buen puerto “por culpa de los periodistas, se me quitaron todas las ganas”.

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Su último novio le duró tres meses

La última ilusión de Tamara Falcó fue Iván Miranda Álvarez-Pickman (42), un atractivo cuarentón licenciado en Biología en la Universidad Autónoma de Madrid y con un máster en IEDE Business School. Después de siete años soltera, la hija del Marqués de Griñón presentaba en las redes a su nuevo amor en abril de este mismo año. Iván era un total desconocido para la prensa rosa. Nacido en Suiza, educado en el Liceo Francés de Madrid y asesor de la Asociación Europea de Banco de Tejidos.

"Se dedica algo que para mí es totalmente distinto. No se dedica a ganar dinero, sino a algo que le gusta, porque cree en el bien social", decía la diseñadora pocas semanas antes de mostrar el rostro de su pareja. “Vemos series juntos, hemos viajado juntos, aunque también iba un grupo grande de amigos y, como ya dije, también hemos ido a misa”, añadía. Incluso ‘mamá Isabel’ le había dado el visto bueno a Iván, emparentado con algunas familias como los **Primo de Rivera o los marqueses de Urquijo.

Pero el amor duraba solo tres meses y en mayo anunciaba su vuelta a la soltería. “Una cosa es sentir cosquillas en el estómago y otra tener la seguridad de que con la persona que te gusta reúnes las condiciones necesarias para pasar el resto de tu vida”, decía en una entrevista en El Mundo la socialite. Y es que parece que sus dudas sobre un futuro junto a Iván fueron el motivo de su ruptura.

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