Ernest Maragall: “La actitud de Pedro Sánchez ha sido irresponsable en términos democráticos e institucionales

Ernest Maragall (Barcelona, 1943) no es tan serio en las distancias cortas. Tranquilo y relajado, el político nos recibe en la sede de su partido, ERC, ubicada en Barcelona. Allí repasamos algunas de las etapas más destacadas de su trayectoria, hablamos del independentismo en Cataluña y de las nuevas elecciones generales, las cuales considera “un abuso institucional y un maltrato democrático de la ciudadanía española, a la que se le obliga que repita otra vez lo que ya ha expresado con toda claridad”.

El hermano de Pasqual Maragall —quien fue presidente de la Generalitat de Cataluña entre 2003 y 2006— presentó su candidatura a la alcaldía de Barcelona en las pasadas municipales. Su partido recibió el mayor número de votos, pero finalmente Ada Colau fue reelegida alcaldesa: “Sospecho que una de las motivaciones reales que llevó a querer bloquear la posibilidad de un gobierno con liderazgo de ERC en Barcelona fue impedir que se pongan de manifiesto las virtudes de una gobernación republicana en una ciudad tan importante”, nos dice.

Detrás de la faceta política, se esconde un hombre muy aficionado a ver deportes como el futbol, el tenis, el básquet o el golf. Su abuelo fue el poeta catalán Joan Maragall y de él ha heredado su afición por la literatura: “Una afición mal servida porque leo mucho menos de lo que debería”, nos confiesa.

¿Cómo visto todo el proceso que nos ha conducido a unas nuevas elecciones generales el 10 de noviembre?
El gobierno en funciones y su presidente nos han ofrecido un espectáculo lamentable. La actitud de Pedro Sánchez ha sido irresponsable en términos democráticos e institucionales. Creo que ha contravenido explícitamente la Constitución que ellos mismos dicen defender y proclaman que es su máxima obligación. La Constitución expresa que la investidura es un proceso que se basa en la existencia de mayorías de gobierno posibles. Estas mayorías existen y la primera responsabilidad de un presidente en funciones es buscar y obtener los apoyos necesarios. Sánchez los ha obtenido, pero explícitamente los ha rechazado y ha jugado.

¿A qué ha jugado?
A hacer imposible el acuerdo y al cálculo burdamente electoral basado en unas encuestas que le dicen que, si se repiten elecciones, obtendría mejores resultados. A mí esto me parece un abuso institucional y un maltrato democrático de la ciudadanía española, a la que se le obliga que repita otra vez lo que ya ha expresado con toda claridad. Para colmo, todo este espectáculo se basa en una dura competencia entre los partidos de ámbito estatal para ver quién es más duro con Cataluña, quién es más explícitamente represivo y capaz de aplicar instrumentos de control y de intervención sobre las instituciones, personas y líderes políticos catalanes.

Usted se define, además de republicano, como socialista. ¿En qué momento dejó de verse representado por el PSC?
En octubre de 2012 tomé la decisión formal, aunque el proceso venía de lejos. Si tengo que situar un punto de inicio, seguramente arrancaría con el proceso de aprobación del Estatuto de Cataluña, en septiembre de 2005, y con los debates congresuales del 2006. Por aquel entonces ya aparecieron distancias y discrepancias muy explícitas en cuanto a cómo debía de ser el Estatuto y qué debía representar. Ahí quedo claro que el PSC se iba dejando arrastrar por las posiciones oficialistas del socialismo español, cada vez más alejadas de aquel concepto que habíamos creído que estaba incorporado en la Constitución. Pero esto no significa que yo deje de sentirme socialista ni representado. Me dejé de sentir representado por el socialismo oficial.

¿Y siempre fue republicano?
Sí, siempre lo fui románticamente. Pero hemos ido pasando de lo romántico a lo político a partir de la evidencia de que el modelo de Estado, basado presuntamente en la Constitución del 78, se ha ido convirtiendo en un Estado unitario, centralista y con una monarquía que ya no tiene un papel de arbitraje y de respeto por las naciones y los pueblos de España, sino que cada vez está más arraigada a una estructura de Estado centrada en Madrid. De modo que la única solución para Cataluña es la aspiración de libertad con una República como institución central y representativa.

"[Sánchez ha jugado] a hacer imposible el acuerdo y al cálculo burdamente electoral basado en unas encuestas que le dicen que, si se repiten elecciones, obtendría mejores resultados"

El 11 de septiembre se celebró la Diada de Cataluña. El lema elegido por la ANC fue ‘Objetivo independencia’. ¿Cuál cree que será el del próximo año?
La gente no va a estas manifestaciones en función del lema, sino porque se siente identificada con una situación, con un proyecto global, con una aspiración de libertad y con una denuncia de los derechos vulnerados y de las libertades que tenemos que recuperar, empezando por la de los presos políticos. Hay una amplia gama de motivaciones y estímulos para participar en la Diada; lo extraordinario es que este fenómeno lleve nueve años prácticamente repitiéndose sistemáticamente con este volumen y esta significación. No hay ningún país ni ninguna sociedad de Europa que mantenga y exprese de una manera tan clara y firme una determinada coincidencia de fondo.

Ahora que menciona lo de coincidencia de fondo, algunos líderes políticos como Albert Rivera y también muchos ciudadanos piensan que la Diada está secuestrada porque solo tiene cabida para los independentistas catalanes.
Hay actos institucionales, como la ofrenda floral a Rafael Casanova, donde acudió todo el mundo excepto Ciudadanos. Deberíamos hablar de autoexclusión en ese aspecto porque fue el único gran partido que no estaba. Luego, en el acto de Omnium Cultural había una amplia gama de catalanismo explícito, incluyendo a los comunes, de manera que tampoco era un acto únicamente independentista. Nadie secuestra nada. Los cientos de miles de ciudadanos que participan no van porque nadie les obligue ni les secuestre. Todo lo contrario.

¿Cómo ve el futuro cercano del independentismo?
El futuro cercano que me preocupa no es el del independentismo, sino el del país, el de Cataluña. La diversidad natural de posiciones e ideologías de los partidos independentistas nos enriquece, aunque debemos encontrar el equilibrio para tener una concepción clara del carácter que debe tener la relación con el Estado español.

"El futuro cercano que me preocupa no es el del independentismo, sino el del país, el de Cataluña"

A pesar de la situación en Barcelona, poco a poco van creando sinergias con Ada Colau para tirar adelante algunos proyectos.
No es que creemos sinergias con la señora Colau, es que nosotros ponemos sobre la mesa nuestras iniciativas y propuestas para defender lo que consideramos que es el interés general de la ciudad. Y ese interés no conlleva que nos quedemos instalados en la frustración, en el rencor o en la nostalgia. Nosotros trabajaremos por la ciudad utilizando nuestra posición, que a menudo puede ser decisiva, y no renunciaremos a ello, no solo como partido de la oposición sino como primer partido de la ciudad.

Durante la campaña, el partido de Colau llegó a criticar su edad. Concretamente, Laura Pérez dijo, aludiendo a la letra de una canción, que usted no es un sugar daddy y que a las mujeres no nos gustan mayores. ¿Cómo se lo tomó?
Dejémoslo reducido en el anecdotario desafortunadamente inevitable que está asociado a los procesos electorales, en los que parece que todo vale. Pero vamos, ni creo que eso les sirviese mucho como argumento, ni me afecta a mí personalmente.

¿Pretende estar muchos años más en política?
Yo pretendo cumplir con mi responsabilidad y con el encargo que he recibido de los ciudadanos. Aquí estoy, mientras pueda y la salud me lo permita.

De su trayectoria política, ¿con qué etapa se quedaría de todas las que ha vivido?
[Ríe]. Hay tantas… La etapa de servidor público, más que político, que viví en Barcelona fue apasionante porque era muy creativa y constructiva. Tuvo lugar antes y después de los Juego Olímpicos y fue un gran momento para la ciudad y para su principal institución, el Ayuntamiento. También me quedo con las etapas como conseller de Educación del Gobierno de Cataluña, con el período en el que fui miembro del Parlamento Europeo, de 2014 a 2016, y con mi etapa el año pasado como conseller de Acción Exterior, Relaciones Institucionales y Transparencia de la Generalitat de Cataluña, aunque tuvo una brevedad que todavía me duele. El momento que estoy viviendo ahora también es apasionante y gratificante al mismo tiempo.

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