La gran boda de Inés de Cominges, la española que se casará en el palacio de Pacho de Jaipur: Es un chico más bueno que el pan
La noticia más importante de todas es que me caso”, anuncia Inés de Cominges (Madrid, 1991) rebosante de felicidad. La emoción de una novia ante su futura boda no debería ser sorpresa, pero en el caso de Cominges, su inmensa expectación y alegría resultan hasta contagiosas. La joven especialista en Moda afincada en París contraerá matrimonio el 25 de octubre con François du Chastel, el fundador de la marca de mocasines Chatelles, favoritos de Pippa Middleton —amiga de François—, el estilista Le Jenke o el violinista Charlie Siem, en un enlace que celebrarán por todo lo alto en Jaipur (Rajastán, India). La ceremonia religiosa será en la iglesia católica de St. Xavier; el almuerzo, en el Rambagh Palace; y la cena de etiqueta, en el City Palace, invitados por el marajá Padmanabh Singh —conocido como Pacho de Jaipur— y su familia, íntimos de la pareja. Estarán acompañados de más de 300 allegados.
Su historia de amor comenzó a miles de kilómetros de distancia. Por el lado paterno, Inés desciende del linaje nobiliario de Saint-Bertrand-de-Comminges, en Francia, residencia del actual conde de Cominges. Uno de sus antepasados lejanos cayó rendido ante una española y se instaló en nuestro país, iniciando una saga que ahora se reparte entre Galicia y Madrid, donde creció Inés. “Tuve que sentarme ayer con mi padre para que me contara toda nuestra historia otra vez”, confiesa. François, de 37 años, es de padre belga y madre de raíces vietnamitas. Sus abuelos maternos se asentaron en Francia tras su luna de miel, justo cuando estalló la guerra.
Ella es la segunda de cuatro hermanos, los otros tres son varones. Sus progenitores, dueños de varias propiedades inmobiliarias que gestionan para el alquiler —la mayoría ubicadas en la capital—, le proporcionaron una educación de élite. Con siete años, se fue a estudiar al exclusivo internado de la International School of Geneva (Suiza). A los 12, tras haber pasado por la escuela Kennedy, fue aceptada en un colegio preparatorio de Inglaterra. “Mis hermanos y yo nos acostumbramos a estar fuera desde pequeños, primero en los veranos, cuando nos íbamos cuatro o cinco meses a Suiza. Era divertido porque te hacías allí una segunda familia”, cuenta. “Siempre he sido muy femenina, la niña de la casa. Pero también era un poco gamberrilla, tenía que saber defenderme”, admite. “En uno de los colegios en Suiza nos echaron a mí y a mi hermano mayor durante dos o tres semanas por hacer travesuras. Rompimos unas puertas y nos escapamos. Pero no fue nada malo, cosas de niños. Solo diversión. En casa siempre nos lo hemos pasado muy bien”, comenta risueña.
Después, se mudó a Londres para estudiar Moda en el Istituto Marangoni y al graduarse le ofrecieron trabajar para Vogue España desde París. “Yo hablaba francés, aunque no perfectamente, así que tenía dudas. Mis amigas me advertían: ‘¿Pero cómo te vas a ir?’; y mi madre me decía: ‘Ay, París me encanta. Qué maravilloso, mi única hija ahí’. Era un buen trabajo y lo acepté. Para perfeccionar el idioma estuve unos meses en la Sorbona”. Luego fichó por Art Partner, la agencia de talentos de Giovanni Testino, hermano del fotógrafo Mario Testino. Siguiendo su trayectoria ascendente, se cambió a Lambert & Associates, una empresa de compras que gestionaba varios centros comerciales importantes, entre ellos los prestigiosos Neiman Marcus, y más tarde aterrizó en la firma Max & Moi como jefa de Marketing, Ventas y Comunicación. “Dicen que soy muy workaholic. Pero cuando haces lo que te gusta no ves el tiempo pasar. Es como: ‘Uy, ¡si es la una de la mañana!”.
La primera vez que se fijó en François fue en 2011 en la fiesta de una amiga en común en Bélgica, pero apenas charlaron. El destino volvió a unirlos tiempo después gracias a Rafael, hermano de Inés, quien le habló del éxito de la marca de François y la animó a colaborar con ellos. Inés consiguió una entrevista de trabajo y fue el propio François el que la recibió. “Me ofreció ser becaria y dije que no, que yo ya tenía experiencia”, recuerda riendo. Y se marchó.
“Yo no paraba de verlo en fiestas, pero él ni se acordaba de mí. Claro, miles de niñas se habían entrevistado con él”, rememora divertida. Hasta que por fin surgió el flechazo en París, en la fiesta de un amigo. “Me vio y pensó: ‘Quién es aquella española’. Y nunca más se ha vuelto a separar de mí. Llevamos juntos 14 meses. Es poco, lo justo, pero muy intenso. Él acaba de cumplir 37 años, y me parece bien que no se haya precipitado con nadie antes. Desde hacía tiempo todo el mundo le preguntaba: ‘¿Pero cuándo te casas?’. Y él respondía: ‘Tiene que ser la adecuada, la buena. Tengo que notarlo”, cuenta. “Yo pensaba: ‘Treinta y siete años y todavía no stá casado, uy…’. Pero yo me enamoraba y me enamoraba”.
Se le iluminan los ojos al recordar el momento en el que François le pidió casarse con ella. “Estábamos en Jaipur y fuimos a cenar los dos solos al palacio. François había reservado el restaurante para nosotros. Íbamos para allá y, de repente, se detuvo y me dijo: ‘Tengo una cosa para ti’. Yo pensaba que sería una tontería, algún regalito. Pero entonces empezó a temblar, y yo igual”, relata feliz. “Me lo pidió en francés, porque las cosas importantes te salen en tu lengua materna. Le contesté que sí, claro. Me temblaban las piernas, los brazos, no me salían las palabras, ¡horroroso!”, recuerda entre carcajadas. “Nos pusimos a llorar, fue muy emocionante. Tuve que sentarme porque me quedé blanca”.
El círculo del marajá Pacho de Jaipur —a sus 20 años, influyente anfitrión, miembro de la alta sociedad europea y modelo para Dolce & Gabbana— los ha acogido como parte de la familia. Su relación con ellos comenzó a través de dos primos de Pacho, Dhruv y Devisha. “Hace un tiempo Dhruv me avisó de que Pacho venía a París, y como entonces él era muy joven, me dijo: ‘Por favor, Inés, ocúpate de Pacho, que no esté solo, llévalo contigo a tus fiestas’. Al final nos hicimos íntimos. Es un chico más bueno que el pan. Ahora está estudiando en Roma. Se enorgullece mucho de la familia de la que proviene y la honra enormemente. A nosotros nos ha cogido un cariño inmenso”.
Ahora, ultima todos los preparativos de la boda. En un principio, iban a celebrarla en Asturias, en la casa de campo de la madre de Inés, pero la posibilidad de darse el “sí, quiero” en la conocida como Ciudad Rosada fue demasiado tentadora. “Será europea con toques indios”, revela. Junto con el vestido lucirá joyas familiares. “Pacho y su familia nos animaron y ellos mismos se ofrecieron para celebrarla… ¡Hasta los bautizos!”, cuenta entre risas. “François y yo venimos de familias numerosas y nos gustaría formar pronto la nuestra. Cuatro hijos, si es posible. François ya me deja caer que quiere el primer niño. Siempre he deseado tener un hijo antes de cumplir 30 años, así que perfecto. Pero yo le digo: ‘Bueno, primero la boda en Jaipur, ¡luego, ya veremos!”.
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