Las donaciones de Amancio Ortega: esto es lo que opina cada partido político
Pedro Sánchez tenía muy claro que quería hablar (bien) de Amancio Ortega en el debate del lunes y no tardó mucho en hacerlo. Aprovechó que empezaba el segundo bloque, el dedicado a la información económica, para sacar él mismo el tema. “He escuchado al señor Iglesias criticar a Amancio Ortega por hacer donaciones contra el cáncer infantil ¿Dónde está el problema?”. Y añadió: “discrepo de la forma que tiene usted de comprender el empresariado”.
En esta ocasión, Pablo Iglesias no contestó, pero sí lo hizo hace unos días en El Hormiguero, cuando Pablo Motos le preguntó por su oposición a las donaciones filantrópicas del dueño de Zara. Entonces, el líder de Unidas Podemos hizo la siguiente analogía: lo de Ortega es como si alguien no paga los 50 euros que le cuesta la cena en un restaurante, pero después deja 10 euros de propina y se le aplaude. El presentador fue muy criticado por repreguntarle “¿tienes familiares con cáncer?”, a lo que Iglesias contestó que sí, que su padre padeció cáncer de pulmón, y su suegro, el padre de Irene Montero, murió a causa de esa enfermedad pero que “una democracia fuerte no tiene mejores equipos sanitarios dependiendo de la filantropía de nadie. Cobra impuestos a los que los tienen que pagar para tener los mejores aparatos (…) España no es una república bananera que dependa de la limosna de un señorito”, añadió.
Con este rifirrafe que fue muy comentado, Motos reintrodujo en esta campaña electoral al dueño de Inditex. Curiosamente, se sigue hablando de las donaciones que Ortega hace en el campo sanitario –su Fundación prevé gastar 310 millones de euros en equipos de radioterapia avanzada– y no de los últimos gestos del multimillonario, que tienen más que ver con las políticas sociales. En septiembre se anunció una inyección de 90 millones de euros para la construcción de siete residencias de mayores en Galicia, con 900 plazas en total.
A los partidos del centro y la derecha, el asunto les da poco juego. Aplauden las donaciones sin ambages, loan la figura de Ortega y pasan a lo siguiente. En todo caso, se aseguran de estar en la foto. En el acto en el que se anunció la construcción de esas siete residencias, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo agradeció a la Fundación Amancio Ortega –de la que es vicepresidenta la esposa del empresario, Flora Pérez Marcote– porque eso “descarga de las arcas públicas una fuerte inversión”. Y añadió que “así se desmiente a esa minoría que afirma que las empresas no invierten en el ámbito social para enrocarse en el falso mito de un sector privado inhumano”.
En Ciudadanos también aplauden la filantropía de Ortega. Albert Rivera dijo el pasado mayo que los líderes de Podemos deberían “mirar a los ojos a los enfermos de cáncer y decirles que su sectarismo ideológico no les permite aceptar ese tipo de donaciones y ayudas”. Y Vox llegó a pedir en octubre que el Congreso hiciese un reconocimiento público a “don Amancio Ortega Gaona por su actitud ejemplar, generosidad y espíritu solidario”.
Pero es en la izquierda donde el asunto se está utilizando para marcar diferencias. En la anterior campaña, la de primavera, el asunto ocupó un lugar preferencial en el argumentario de la formación morada. Lo puso sobre el tapete Isa Serra, ex candidataa la Comunidad de Madrid, con un tweet que se hizo viral y más tarde Iglesias e Irene Montero lo sacaron a colación en casi todos sus mítines, haciendo una defensa de una sanidad pública que no necesita de “propinas” de multimillonarios y afirmando que Ortega eludiría así otras obligaciones con sus trabajadores y con la Hacienda española. El fundador de Inditex, que cobró el año pasado 1.600 millones de euros en dividendos, se ahorra “600 millones de euros año” en impuestos, dicen. Además, señalan que Ortega se puede desgravar hasta el 40% de las donaciones.
A pesar de la vehemencia de Sánchez ayer, el PSOE en realidad no tiene una posición monolítica en este asunto. En mayo, la ministra de Hacienda María Jesús Montero y el presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, que ha aceptado donaciones de la Fundación Amancio Ortega, se han declarado a favor, mientras que el presidente de la Junta de Extremadura apuntó que “la salud de los españoles no puede depender de que Zara venda”. Aun así, dijo que era una oferta que no se podía rechazar.
El ayuntamiento de Sanlúcar la Mayor le puso una calle a Ortega en septiembre y se opusieron tanto el PSOE como el grupo Adelante Sanlúcar Avanza. La geografía también juega: no es lo mismo meterse con Ortega en Sevilla que en A Coruña. El líder del partido en esa provincia defendió las donaciones esta misma semana y le dijo al líder de Podemos que debería visitar más Galicia “para ver lo que la gente piensa de Amancio Ortega. Todo el mundo querría que su hijo trabajase en Inditex”.
El gran ausente en el debate de ayer, Íñigo Errejón, tampoco suele criticar las donaciones. En mayo, se desmarcó de Isa Serra diciendo: “En política hay que ser pragmáticos. Hay que ser firme en decir que los más ricos tienen que pagar lo que deben. Yo quiero que se cumplan las normas y, si por encima de eso alguien quiere aportar, bienvenido sea”.
¿Y qué opina el aludido? Nada se sabe de las ideas políticas del hombre más rico de España, aunque alguien pueda querer intuirlas por un lado o por otro, por las creencias religiosas que se le suponen, o por el perfil, mucho más político que su primera mujer, Rosalía Mera, de ideología progresista, y su hija mayor, Sandra, que ha educado a sus tres hijos, Martiño, Antía y Uxía, en la escuela pública. Lo único que hizo el entorno del multimillonario el pasado mayo es señalar que “respetaba” las opiniones de los líderes de Podemos pero que seguirían adelante con las donaciones.
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