La periodista que buscaba dónde comprar unos pantalones anchos como los de Coco Chanel… y los encontró en una tienda centenaria

Gabrielle Chanel revolucionó el mundo de la moda al incorporar prendas masculinas al guardarropa de la mujer. Piezas que ella misma llevaba para escándalo de la sociedad más convencional. Entre sus favoritas se encontraban algunas sacadas de las ropas que llevaban los marineros bretones o los campesinos. Uno de los máximos exponentes de su estilo es la fotografía en la que posa junto a un perro Gran Danés con una camiseta de rayas y un pantalón azul marino de punto. Ajustado a la cintura y ancho. Cómodo y, por tanto, trasgresor para los cánones de la belleza femenina de entonces que pasaba por prendas ajustadas y aparatosas que evitaban la libertad de movimientos.

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Más de 100 años después de aquella icónica imagen, la editora de moda de L’Observatrice, Sophie Fontanel, comparte en su cuenta de Instagram su increíble hallazgo. Tras años de búsqueda, encuentra los codiciados pantalones que Coco Chanel lucía con orgullo.

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Pertenecen a una de las firmas más antiguas de tejidos, Molli. Esta se inscribió en el Registro del Comercio Suizo en 1886. Su catálogo de tejidos es increíble y crece con cada nueva temporada. En la década de los cincuenta Molli se especializa en ropa para bebé y no es hasta 2015 cuando comienza una nueva era en la historia de esta centenaria casa, es entonces cuando Molli crea una cuidada colección de prendas de punto para mujer. Una selección de prendas en las que el lujo y la discreción de sus piezas son dos de sus pilares. Charlotte de Fayet está al frente de esta nueva aventura asegurándose de que la excelencia sigue siendo la máxima de Molli.

Además de los míticos pantalones de Coco Chanel, que se pueden encontrar en vistosos colores como el verde pistacho o el rosa pastel, las colecciones de Molli están compuestas por otras prendas de punto como faldas, jerséis o vestidos rematadas con detalles propios de la Alta Costura. Solo se emplean materiales de primera calidad como el algodón egipcio o la lana merino 100%.

Sus prendas se venden en tiendas exclusivas de todo el mundo, y los asiáticos son sus clientes más fieles. En París cuentan con una pequeña tienda propia en el número 39 de la exclusiva avenida de George V.

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Un espacio coqueto, con pocas pero irresistibles piezas colgando de sus percheros que es de visita obligada para las que sienten debilidad por la ropa con historia. Para las que practican el menos es más.

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