El collar de perlas que la reina Isabel Il llevó en su boda

El 21 de noviembre de 1947 una jovencísima princesa celebraba su boda en la abadía de Westminster bajo la atenta mirada de personajes ilustres y llegando a las casas de millones de personas que escuchaban atentamente la radio. La protagonista de esta historia es Isabel II, que daba el sí quiero al príncipe de Edimburgo.

Hace 75 años de ese momento, y este año cobra especial relevancia dicho aniversario de boda, pues todavía sigue muy presente el legado de la reina de Inglaterra, quien falleció el pasado 8 de septiembre de 2022.

El vestido de novia de Isabel II

Para ese día tan especial, Isabel II confió el diseño de su vestido de novia a Norman Hartnell, el modisto de la corte británica en aquel momento. El diseño estaba realizado en seda, con un escote en forma de corazón, manga larga, cuerpo ceñido y cuatro metros de cola. Un espectacular vestido que se decoraba con bordados de flores hechos a mano y más de diez mil perlas colocadas de manera casi mágica.

Una creación inspirada en La Primavera de Botticelli que, según se supo después, la propia Isabel había pagado con sus propios cheques de racionamiento.

Las joyas de Isabel II en su boda

Las joyas no pasaron tampoco desapercibidas. Desde su anillo de compromiso, un regalo muy especial de su prometido. Ya que el príncipe Felipe encargó al joyero londinense Philip Antrobus que creara esta joya utilizando el diamante de una tiara que pertenecía a su madre, la Princesa Alicia.

Sobre su cabeza brillaba la tiara Queen Mary’s Fring, fabricada para la reina María en 1919, y que se rompió poco antes de llegar Isabel II a la Abadía, por lo que puede verse un hueco en la parte delantera.

Los pendientes que llevaba la princesa Isabel pertenecían a la hija del rey Jorge III, la princesa María, duquesa de Gloucester, y formaban parte de un pendiente mucho más grande. Los heredó la duquesa de Teck y más tarde su hija, la reina María, que los separó definitivamente y regaló la parte superior a la princesa Isabel como regalo en su 21 cumpleaños.

Y, entre diamantes y brillos, la reina Isabel II juntó dos collares de perlas para que pareciesen uno solo. Estas piezas no se lucían originalmente juntas, pues una pertenecía a la reina Ana y la otra a la reina Carolina. Fue un regalo de su padre, el rey Jorge VI, y fueron entregados pocos minutos antes de la boda. Precisamente fueron las perlas sus grandes compañeras durante el resto de su vida.

Esta combinación de ambos collares resulta de lo más sencilla y bonita para lucir en una boda. Perfecta para novias románticas que, como la reina Isabel II, combinan a la perfección lo clásico con prendas repletas de carácter. Sin olvidar que las perlas han vuelto esta temporada como una de las tendencias a recuperar.




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