Marsella, el bar que adoran Rosalía y Rauw Alejandro
Podría parecer un bar antiguo típico de los que todavía mantienen su madera oscura y se resisten a asimilar el paso del tiempo renovando su interiorismo, pero el bar Marsella es mucho más que uno de los emblemas históricos de Barcelona. Nada más entrar en él te das cuenta: las botellas que decoran sus estanterías parecen no haberse limpiado desde que el establecimiento abriera sus puertas, hay telarañas, los letreros que decoran sus paredes no se han renovado desde que se fundara en 1820 (es el bar más antiguo de la ciudad condal), y, todo el mundo allí bebe un llamativo líquido amarillo en vaso de cristal con un terrón de azúcar. Es absenta, la bebida que se popularizó en París a finales del siglo XIX y que, en este bar trajeron a España y bebieron también intelectuales y personalidades de renombre como Pablo Picasso, Ernest Hemingway, Gaudí o Salvador Dalí. Ahora son Rosalía y Rauw Alejandro los que, también en el Marsella, beben en el videoclip de ‘Vampiros’ este destilado.
La pareja ha escogido este bar para la grabación del vídeo que acompaña a la canción. Que lo hayan hecho no es casualidad. Más allá de la familiaridad que Rosalía siente por Barcelona, el Marsella es uno de esos lugares que bien merecen ser siempre homenajeados. Se encuentra en el Raval, concretamente haciendo esquina entre las calles de Sant Ramon y Sant Pau. Y merece la pena pisarlo.
Del Marsella se comenta que era un espacio clandestino anti-franquista que fue visitado por reconocidos nombres que se oponían al régimen . De hecho, este es el motivo que justifica las frases que podemos leer en sus letreros, como la de «prohibido cantar» o «prohibido estacionarse en las mesas».
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Sin embargo, a pesar de ser uno de los lugares barceloneses más afamados, su historia casi tuvo un fin. Aunque casi fue cerrado en 2013 por el interés que algunas empresas depositaron en él cuando su licencia estaba a punto de cerrar, el Ayuntamiento lo compró y, desde entonces, este bar continúa siendo uno de los más frecuentados por, no solo bohemios que podemos ver jugando a las cartas y charlando alrededor de sus mesas, sino también un turismo que busca revivir uno de los escenarios que más historias vieron nacer de una época.
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