Por qué ‘Las Chicas de Oro’ siguen siendo tan doradas y brillantes ahora como antes

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    Pese a que en la actualidad la sororidad prima en la parrilla televisiva, cuando el 14 de septiembre de 1985 se emitió el primer capítulo de ‘Las Chicas de Oro’, la amistad femenina no era ni mucho menos un tema que tuviera un lugar reservado en la cultura popular. No hablamos de una obra audiovisual protagonizado por cuatro mujeres mayores jugando a la brisca, sino de cuatro señoras divertidas, sexuales, inteligentes e irónicas con más ‘punchlines’ desternillantes que un monólogo de Amy Schumer. Hablamos de una serie televisiva que ahora ha renacido gracias a Hulu (en España podemos verla de la mano de Disney Plus), que ha comprobado cómo las nuevas generaciones abrazan las vidas de sus cuatro protagonistas con las que disfrutan de las aventuras de los de ‘Euphoria’.Tan sorprendente como este insospechado interés resulta que temas como el Sida, la homofobia, el acoso sexual e incluso la eutanasia sean tratados con mayor profundidad y normalidad en ‘Las Chicas de Oro’ que en la serie de HBO en la que los litros de alcohol superan con creces a la velocidad de los diálogos, esa que caracteriza a la serie de 1985. Teniendo en cuenta que la creadora es Susan Harris, responsable del histórico episodio en el que se habla del aborto en la serie ‘Maude’, no es de extrañar que el contenido fuera mucho menos banal de lo que algunos piensan…

    Valiente, feminista y libre

    Podríamos hablar de ‘Las Chicas de Oro’ como de ‘Sexo en Nueva York’ antes de que ‘Sexo en Nueva York’ existiera, y no podemos olvidar que muchos se escandalizaron cuando salió a la luz el dato de que las protagonistas de ‘And just like that’ tienen la misma edad que tenían entonces las actrices de la serie que hoy nos ocupa. La diferencia entre ambas no es únicamente que en la serie de los 80 no haya ni zapatos de Manolo Blahnik ni cócteles a precio de oro, sino que mientras que las neoyorquinas exponen sus historias laborales, emocionales y sexuales en bares chic, las de la serie precursora tenían que hacerlo en la privacidad del hogar. Como señala Nicole Kypker en un estudio en el que explora las diferentes representaciones de la segunda ola del feminismo en el género de la sitcom americana, “las mujeres logran en la privacidad de su amistad lo que les es denegado públicamente”.

    También hablamos de un grupo de personas cuya sexualidad rara vez se retrataba en la televisión, motivo por el que la comunidad LGTBI+ siempre ha amado la serie. La procreación no era su preocupación, y el sexo meramente hedónico era el que ocupaba los diálogos sin olvidarse de recalcar la importancia de apostar siempre por el sexo seguro. Mientras que Las Kardashian son el triunfo del gineceo, ‘Las Chicas de Oro’ son el matriarcado por antonomasia, un grupo de cuatro mujeres maduras que conviven con su familia elegida (he aquí otra de las claves por las que la comunidad LGTBI+ es fan de la serie) y que son personas deseadas y deseantes que huyen de las narrativas que caen en el victimismo para elevar por fin a las mujeres mayores a un plano de plenitud rara vez alcanzado.

    La atemporalidad más exquisita (e imposible)

    Como explicó su creadora, Susan Harris, en una entrevista concedida en 2010, “todo el mundo, incluso los más jóvenes, cuando alcanzan una edad en la que se siente alienado, está aterrado por la idea de la soledad y de pasar la vida a solas. Estas mujeres estaban en una edad en la que estaban solas, y todo hacía parecer que así pasarían el resto de sus vidas… Hasta que se encontraron las unas a las otras. Se animaban entre ellas y tenían una vida juntas. El show demostró que no hacía falta recurrir a una relación tradicional para ser feliz. Plantea la imagen de diferentes posibilidades de entender la familia”. Durante el rodaje, el amor de los jóvenes por la serie era tan marcado que las actrices recibían cantidad de cartas de fans adolescentes, que admiraban la fuerza de la amistad que plasmaban en la pequeña pantalla. Ese fanatismo sigue en marcha, pues tarjetas, camisetas y todo tipo de diseños siguen rindiendo homenaje a las cuatro mujeres más deslenguadas (lo sentimos, Carrie y compañía) de la televisión.

    En España, Abe The Ape cuenta con un icónico plato en el que sus protagonistas son las estrellas indiscutibles del diseño. Le preguntamos a su diseñador, Abraham Menéndez, el porqué de esta oda. “Junto a ‘Luz de luna’, ‘Twin Peaks’ o ‘Frasier’, es una de las series que más me han marcado y que tengo grabada a fuego. Recuerdo sentarme en cada capítulo junto a mi abuela y disfrutar mientras esta se moría de la risa con la mordaz Sofía. Yo era más de Rose, su ingenuidad y sus aventuras en Saint Olaf junto al primo Sven. Yo no llegaba ni a prepúber, pero ahí estaba siempre sin faltar a la cita. Era empezar el ‘Thank you for being a friend’ y ponérseme los ojos como platos. Poco más de veinte minutos en los que descubrí las risas enlatadas, el VIH, la menopausia, el suicidio, que se puede tener vida (y sexo) más allá de los sesenta, los papeles de pared tropicales, el ‘cohousing’, la homosexualidad, las hombreras, los cardados, lo de que existían unas cosas llamadas asilos, que en Florida siempre salía sol y que cualquier problema se soluciona engullendo un pedazo de tarta de queso junto a aquellos que más quieres. Y todo en plena era Reagan, esa que a día de hoy hasta me parece liberal. En la serie se reían de todo y de todos. Se podía y se debía. Pero el mensaje ya te lo habían dejado, que era lo importante. Y yo comprendí que una persona puede amar a otra de su mismo sexo y no ser por ello un monstruo alado con cuernos que lanza llamas por la boca. También que Julio Iglesias molaba tanto que hasta cameo tenía, claro…”, confiesa.

    El éxito de ‘Las Chicas de Oro’ y la fuerza que su discurso sigue teniendo hoy quiere decir muchas cosas. Para comenzar, que la nostalgia sigue siendo el dulce y adictivo caramelo al que una sociedad en crisis permanente se agarra siempre que puede, pero sobre todo, que hay una forma diferente de hacer las cosas incluso cuando nadie lo ve posible. Además, ¿cómo iba a triunfar una serie protagonizada por cuatro mujeres (¡mujeres!) mayores (¡¡mayores!!) cuyas tramas de desarrollan al margen de los hombres (¡¡¡al margen de los hombres!!!) y exploran los conflictos sociales del momento entre chistes, sin mermar nunca las causas tratadas? Pues triunfando. Y lo hizo. Vaya si lo hizo…

    Vía: ELLE ES

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